Chakra Manipura: Yo hago / Yo puedo
El chakra Manipura, o plexo solar, es el tercero de 7 centros energéticos principales descritos en la Yoga. La existencia de esta nube de energía tiene correspondencia a una concentración nerviosa y vascular en la zona digestiva.
Manipura viene del sánscrito que significa «Gema brillante», y se vincula con el hígado, el bazo y el páncreas. Es la zona de digestión en el cuerpo físico, mientras que en el cuerpo energético Manipura se encarga de «digerir» los procesos emocionales. Problemas en el hígado nos hablan de constantes reacciones de enojo, o a tener que manejar nuestros sentimientos sin clarificarlos. Mientras que problemas en bazo y páncreas se vinculan a estados de falta de autoestima, represión y miedo al error. En la pubertad, la energía se enfoca en esta zona, al buscar una identidad propia más allá de la energía heredada por nuestros padres, el descubrir quién soy yo como individuo.
Todo sistema tiene su sol central, y en nuestro cuerpo no es la excepción. Agni, el fuego interno, se manifiesta en nosotros en Manipura. Al comer, ofrendamos al fuego sagrado los alimentos, para que a cambio nos llene de fuerza vital. Este sol interno es nuestra fuente de energía para llevar a cabo nuestras actividades, la batería que nos mueve: La emoción. Sin emoción, y sin algo que deseemos manifestar en la realidad, nos mantendremos en la inactividad. Por el contrario, una sobreexcitación del chakra mantendrá las reservas de energía a tope, y en constante desgaste del organismo, lo que conocemos como estados coléricos.
Aprender a manejar y a soltar nuestras emociones, ser capaces de manifestar asertivamente nuestra voluntad, meditar en la energía amarilla de entusiasmo del chakra del fuego Manipura y realizar ejercicios conscientes de la Yoga nos ayuda a liberar los nudos energéticos del plexo solar.
Para esto es preciso alinear nuestra columna con la energía de gravedad de la tierra, así como el fortalecimiento de músculos profundos del abdomen, con lo que la libido o energía vital latente conocida como Kundalini, sube a través del canal central sushumna, la médula espinal, y despierta progresivamente nuestra conciencia de regreso a la divinidad.