Chakra Sahasrara: Yo Comprendo

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Chakra Sahasrara: Yo Comprendo

El chakra Sahasrara, o córtex cerebral, es la culminación de los 7 centros energéticos principales descritos en la Yoga. La existencia de esta nube de energía tiene correspondencia a una concentración nerviosa y vascular en el cerebro.

Sahasrara viene del sánscrito que significa «Mil pétalos», y se vincula con la glándula pineal. Energéticamente, nos conecta con la experiencia espiritual, la percepción de la realidad última de la manifestación. Udana-vayu, la energía mental se manifiesta en los últimos tres chakras, Vishuddha, Ajna y Sahasrara, aunque es importante destacar que la tradición de Hatha Yoga sólo considera 6 chakras, mientras que este último resultaría ser una especie de «umbral». La pineal es también conocida como epífisis, y es una pequeña glándula endócrina, ubicada en el centro del cerebro entre los dos hemisferios, encargada de producir melatonina, la hormona del sueño. La pineal puede ser considerada como un «ojo atrofiado», que a pesar de no utilizarse para ver, su sensibilidad a la luz le permite regular los ciclos del sueño. Se sigue estudiando su vinculación con la experiencia mística, ya que la pineal también produce DMT en pequeñas cantidades, una sustancia psicotrópica natural que participa en las experiencias espirituales, en los efectos visuales del sueño natural, e inclusive en las experiencias cercanas a la muerte.

Tanto el sueño como la experiencia espiritual son vitales para el desarrollo de la conciencia. En el sueño, la mente se reorganiza y estructura la memoria, mientras que la visión mística nos da una perspectiva más amplia y global de la vida. Sahasrara, o el loto de mil pétalos, abre nuestra percepción a lo infinito, y nos conecta con nuestra naturaleza interdimensional, en la que existimos como un cuerpo, pero también como una conciencia de comprensión.

Si al ser humano se le priva de la experiencia mística, su visión de la realidad se verá restringida a una perspectiva plana y sin sentido de trascendencia. La melatonina producida en la glándula pineal es una hormona que regenera los tejidos corporales, mientras que el DMT abre la mente a nuestra naturaleza energética-espiritual, y nos hace capaces de percibir que somos mucho más que un cuerpo de carne y hueso, tanto así que es llamada la molécula espiritual. Aprender a conectar con Sahasrara Padma nos da la comprensión global de la vida, y nos permite sabernos parte de algo mucho mayor que nosotros mismos.

A través de la meditación en la energía violeta del chakra espiritual Sahasrara y de ejercicios conscientes de la Yoga, liberamos los nudos energéticos que bloquean las funciones de la glándula epífisis. Para esto es preciso alinear nuestra columna con la energía de gravedad de la tierra, así como la canalización de la energía hacia las glándulas superiores a través de posturas invertidas y de la meditación. Es así como la libido o energía vital latente conocida como Kundalini sube a través del canal central sushumna, la médula espinal, y nos conduce al paso último de Yoga, el Samadhi, el estado de absorción o meditación profunda, en el que nuestra conciencia regresa a la divinidad, es decir, la naturaleza original de nuestra conciencia.